Francisco Vazquez, Domingo Asenjo y Magdalena Rodriguez.
La asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia ha mantenido la semana pasada una reunión con el Delegado Territorial de la Junta en Segovia para transmitirle, entre otras cuestiones, la profunda preocupación de este colectivo por la manera en que se gestionan los purines en nuestra provincia, que afecta según los empresarios de este sector, gravemente y negativamente, al turismo rural y activo.
Esta asociación denuncia que desde que hace un año y medio se cerró la planta de cogeneración eléctrica en Turégano, que eliminaba más de 100.000 m3 de purines/año (aprox. la 4ª parte de lo que se genera en nuestra provincia), la situación ha ido empeorando, ya que ahora se almacenan en balsas y después se desparraman por las tierras, en la mayoría de los casos sin respetar el manual de Buenas Prácticas de ámbito europeo, ni las ordenanzas sobre purines que tienen algunos, muy pocos, aytos., y por tanto, causando un grave daño tanto a las aguas de los acuíferos, como a la propia tierra y al aire que respiramos.
Desde esta asociación entienden que es la Junta de Castilla y León la que tiene las responsabilidades medioambientales y la que debe de legislar y establecer medidas que hagan compatible el desarrollo de los diferentes sectores socioeconómicos de la provincia. Y ha propuesto a la Junta crear una mesa de trabajo, liderada por la Junta, con la Diputación Provincial, la Subdelegación de Gobierno, los representantes del sector de porcino y el sector del turismo rural para poner ideas sobre la mesa y encontrar soluciones a esta problemática que afecta a dos sectores económicos importantes en la provincia.
Balsa de purines en una explotación ganadera.
Los alojamientos rurales de nuestra provincia, que tienen en su mayor parte una alta cualificación, (de 3 a 5 estrellas el 80%) , se quejan porque este problema afecta muy negativamente al turismo rural, ya que tienen la difícil papeleta de fidelizar a los turistas, y además se enfrentan a los problemas de un entorno degradado medioambientalmente, por el mal olor que generan los vertidos de purines, con mucha frecuencia, en los pueblos de la provincia. Y por ello reclaman soluciones.
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