Editado Por Redacción Cuéllar en Abr 2, 2020

Patricia Naranjo, trabaja en el hospital Puerta de Hierro, de Majadahonda.

La enfermera cuellarana, Patricia Naranjo, lucha en primera línea en el hospital madrileño de Puerta de Hierro contra el Covid 19, desde el comienzo de la pandemia en la Comunidad de Madrid. Antes, desde el 2007 ha desarrollado su labor en el Servicio de quirófano en diferentes especialidades, y desde 2012 forma parte del equipo de trasplantes como enfermera de implante de órganos y enfermera de anestesia en trasplantes.

Nos cuenta en primera persona que «cuando se empezaron a escuchar las primeras noticias de coronavirus, éramos muchos los que creíamos que no íbamos a llegar a estar en la situación en la que por desgracia estamos» . Y ante la situación que estamos viviendo apunta que «la implicación de todo el personal, sanitario y no sanitario, está siendo absoluta, a pesar de lo complicado«.

La cuellarana hace hincapié en lo difícil de la situación por la elevada carga asistencial, «por el aumento de número de pacientes, además de la  carga emocional, y con el añadido de tener que acoger y enseñar sobre la marcha a muchísimo personal de nueva incorporación y a personal reubicado en nuevos servicios como es mi caso» .

Todos los profesionales del centro afirma «se han ofrecido voluntariamente para ayudar lo más posible dónde más falta hace».  En su caso, ha sido reubicada, junto con muchos de sus compañeros de quirófano, en UCI médica para atender a pacientes COVID-19. Al principio señala «da mucho miedo«. Miedo como profesional explica «por ser el responsable de llevar a cabo tareas, técnicas y cuidados a pacientes críticos que habitualmente no desarrollas, o incluso nunca has desarrollado, miedo a equivocarte o miedo a no ser capaz» .

Da miedo continua señalando a «contagiarte y llegar a contagiar a los que viven contigo, y también da miedo que tu familia se contagie a 200 km o en el país de al lado y no poder hacer nada». Pero «lo mejor de esta situación es que todos estamos dando lo mejor de uno mismo y se está trabajando en equipo más que nunca, porque nos hace falta y porque la situación lo requiere para minimizar el riesgo de contagio de profesionales y hacer un uso responsable de los medios de protección disponibles que por desgracia escasean» .

Con respecto al material de protección, los EPIs, afirma que han tenido carencias, y «quiero pensar que pronto todos los compañeros que estamos en primera línea vamos a estar abastecidos de todos los medios de protección necesarios para poder trabajar con unos mínimos de seguridad para los pacientes y para nosotros, y espero que los motivos que han impedido hasta ahora que los tengamos se solucionen lo antes posible».

Patricia Naranjo con el equipo de protección.

La cuellarana afirma que «en el día a día son todo altibajos, los pacientes que están más malitos frente a los que ves que se van curando, los compañeros de dan positivo pero que tienen síntomas leves y los que están ingresados pero no puedes visitar…». Pero  subraya que «todos intentamos trabajar lo mejor posible aunque el esfuerzo que requiere y las cargas de trabajo sean muchísimo mayores, para dar cuidados y atención de calidad a los pacientes que son los que se llevan, junto con sus familias, la peor parte».

Lo más difícil de todo confiesa «es que los pacientes no puedan ver a sus familias y nosotros no poder estar a pie de cama con ellos tanto tiempo como nos gustaría porque hay más pacientes a los que atender, y porque hay que limitar el contacto y las distancias para evitar contagios».

Finaliza con una reflexión. «Creo que como sociedad, la inmensa mayoría lo estamos haciendo muy bien», a la hora de ser responsables y permanecer en nuestras casas. Y en este sentido «pido que sigan haciéndolo así porque es la única forma de no enfermar, de que no enfermen nuestros familiares, y así, los que no tenemos opción de quedarnos en casa, podamos seguir trabajando lo mejor posible para que esto acabe cuanto antes».