Decían nuestros mayores que la letra con sangre entra… y a esta afirmación habría que añadir que para hacerse músico en Cuéllar «hace falta calor» como cantaba allá por los años 80 Santiago Auserón. Y es que los alumnos de la Escuela municipal de Música de la villa tuvieron que soportar una temperatura casi inhumana en la audición de final de curso en una de las aulas de la escuela, que claro está no dispone de aire acondicionado. Así que se puede decir que los jóvenes músicos cuellaranos se forman en «una escuela de calor».
Casualidad o no, uno de los temas elegidos para la audición fue un standard americano como el «Summertime», y mientras fuera casi ardía el asfalto, en el interior del aula los músicos de la big band sudaban de lo lindo interpretando la partitura de forma brillante, mientras que su director Ruben Valentín se retorcía sobre el improvisado escenario. El resultado fue realmente brillante, y todos y cada uno de los alumnos se merecen un diez, «con el permiso del profesor».
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