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«Las causas de la depresión» por Laura Senovilla

Laura Senovilla, analiza en este artículo las causas de la depresión.

Hace un par de meses que me planteé escribir este artículo. La Navidad estaba acercándose y la gente comenzaba a hablar sobre reunirse con la familia. Bajo mi punto de vista, estas son las fiestas que más nos afectan al estado de ánimo, y explico por qué. Uno suele hacer balance de cómo ha sido su año, lo bueno y lo malo; reflexiona sobre lo que ha conseguido, pero más aún sobre lo que ha perdido … esperando que el año siguiente sea mejor. La pérdida de familiares, la lejanía de alguno de ellos, los problemas de salud, los desengaños amorosos, los problemas laborales. Todo esto puede que nos lleve a un estado de ánimo de profunda tristeza que en muchas ocasiones mejora con el paso de los días, pero que en otras ocasiones permanece.

Esto me llevó a, en lugar de contaros un avance científico, decidir escribir sobre un tema que no está muy aceptado por la sociedad, un tema tabú: la depresión. En esta ocasión he preferido contar con la colaboración de la Dr. Claire Seror (médico generalista de Toulouse, Francia) y la Sra. Silvia Feitel (psicoanalista y psicoterapeuta en París, Francia) para que me pudieran dar una visión profesional sobre el tema.

Las enfermedades mentales están consideradas la gran epidemia del siglo XXI a nivel mundial, y de entre ellas la depresión será la más común. Se estima en 350 millones el número de personas que sufren depresión actualmente en el mundo y la mitad de ellos no siguen un tratamiento, en su mayoría porque estas personas no solicitan ayuda especializada. Y yo me pregunto, si nos duele la espalda y vamos a un fisioterapeuta ¿por qué no vamos a un psicólogo/psicoanalista cuando somos conscientes de que nos invaden los pensamientos negativos? ¿Qué problema hay en admitir que no se está bien y que se necesita ayuda? Teniendo en cuenta que el 40% de la población española (casi la mitad) sufrirá depresión en algún momento a lo largo de su vida, entiendo que es hora de que se cambie la percepción que se tiene sobre ella.

Pero vayamos por partes. ¿Cómo podemos saber si tenemos depresión o si alguien de nuestro entorno lo sufre?. Según el Instituto Nacional de Salud Mental americano (NIMH), los síntomas de la depresión pueden ser uno o varios de los siguientes1:

* Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, o vacío

* Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo

* Sentimientos de culpa, inutilidad, y/o impotencia

* Irritabilidad, inquietud

* Pérdida de interés en las actividades o pasatiempos que antes disfrutaba, incluso las relaciones sexuales

* Fatiga y falta de energía

* Dificultad para concentrarse, recordar detalles, y para tomar decisiones

* Insomnio, despertar muy temprano, o dormir demasiado

* Comer excesivamente o perder el apetito

* Pensamientos suicidas o intentos de suicidio

* Dolores y malestares persistentes, dolores de cabeza, cólicos, o problemas digestivos que no se alivian incluso con tratamiento

Como en cualquier enfermedad, cuanto antes nos pongamos en manos de un médico y/o especialista, más probabilidades hay de que el tratamiento sea efectivo y de que no se reproduzca. Según la Dra. Seror, la mayor parte de la gente que acude por depresión a la consulta del médico de cabecera lo hace para pedir ayuda; pero en otras ocasiones, los pacientes acuden haciendo hincapié en un síntoma en concreto y les cuesta reconocer/aceptar que en realidad hay una depresión subyacente. En una primera consulta, el médico de cabecera puede valorar el estado de ánimo (tristeza, crisis de llantos incontrolados), signos de lentitud psicomotriz (problemas de concentración, de atención, de la memoria; no levantarse de la cama, no lavarse, no comer…), señales de repercusión psicosomática (anorexia, bulimia, insomnio, hipersomnia, trastornos de la libido…), pero sobretodo pensamientos suicidas que conllevan una hospitalización inmediata.

Dentro de la depresión, hay 3 niveles de severidad: La forma más leve de depresión nos obstaculiza en las actividades de la vida diaria (profesional, social y relaciones con los demás); en la depresión moderada llevar a cabo las actividades de la vida diaria nos supone un esfuerzo; y la depresión severa supone una alteración importante de la vida diaria debido a diversos síntomas. Cuando el grado es leve, quizás con tan sólo asistir a terapia una temporada sería suficiente. Para los grados moderado y grave existen, a mayores, tratamientos eficaces con antidepresivos. Existen diversos tipos de antidepresivos y su prescripción varía en función de la edad del paciente, el grado de depresión, y la historia clínica ya que muchos de ellos interaccionan con otro tipo de medicamentos. Su uso está desaconsejado en niños y adolescentes debido a sus efectos secundarios.

En cuanto a los especialistas a los que se puede acudir existen los psiquiatras y los psicólogos. Quizás os preguntéis cuál es la diferencia entre ellos. El psiquiatra es un médico especializado en enfermedades mentales con capacidad para recetar medicamentos. El psicólogo/psicoanalista es un profesional que ha estudiado al menos la carrera de psicología y su trabajo consiste en escuchar al paciente sobre lo que siente y realizar una terapia sobre ello.

Según la psicoanalista Silvia Feitel, cuando alguien acude a terapia busca una ayuda verbal, un acompañamiento y una escucha adecuada, sin ser juzgado, para poder aliviar su sufrimiento y su dolor. Durante la terapia, la persona revive y analiza su pasado junto a su terapeuta. Esto le permite aliviar el peso de su historia y ponerle palabras a lo vivido. La terapia le ayudara a poder encontrarse consigo mismo y empezar a conocerse para poder gestionar mejor sus emociones y sus relaciones personales. El momento adecuado para iniciar una psicoterapia es cuando el sufrimiento es muy intenso y no nos deja vivir como desearíamos. Una persona deprimida suele no ver la salida a sus dificultades, está bloqueada.

Sin embargo, en algunas ocasiones, al cabo de una o pocas sesiones el paciente dice que la terapia no funciona. Según la Sra. Feitel “el funcionamiento de la terapia depende en gran parte de la verdadera empatía o afinidad que el paciente tenga con su psicoanalista. Es fundamental sentirse en confianza y con deseo de dejarse acompañar por él. Es esencial para que la terapia funcione. El hecho de hablar y pensar sobre sí mismo, poner palabras que nunca fueron pronunciadas, puede producir miedo, bloqueos e inhibiciones. Esto último puede ser interpretado como que ‘la terapia no funciona’ cuando en realidad es una excusa para no seguir afrontando el problema”.

Como decía al principio del artículo, existe una gran estigmatización sobre la depresión. La sociedad aún señala con el dedo a aquellos que pasan por momentos de inestabilidad mental, se les evita. Esto conlleva una negación por parte de la propia persona que lo padece y, por lo tanto, la ausencia de un tratamiento. Silvia Feitel añade que “la depresión es un momento donde el ser perdió el sentido y objetivo de su vida. La estigmatización de la depresión lleva a aislar al individuo, a catalogarlo y a encerrarlo en un cuadro clínico del cual no es fácil salir. Lo importante es escucharlo como un ser que padece y no poner una etiqueta a su síntoma; considerarlo como un ser en su totalidad que está atravesando por un sufrimiento importante y reconocer su padecer para ayudarlo”.

Antes de acabar querría recomendaros un libro para aquellos a quienes les guste la lectura, “El hombre en busca de sentido” de Victor E. Frankl (neurólogo y psiquiatra austríaco). El libro habla de la experiencia personal que el autor tuvo en un campo de concentración nazi y de cómo, incluso en las condiciones más infrahumanas, una persona puede encontrar una razón para vivir. Según Frankl “A un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino”.

Autor: Laura Senovilla González

Laura Senovilla. Investigadora. Comparte con los lectores temas de medicina y salud al alcance de todos.

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2 Comentarios

  1. Muy interesante, ¡ como siempre !

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    • Muchas gracias.

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