En vísperas del comienzo del curso escolar, la Consejería de Educación se ha apresurado, esta semana, en avanzar las cifras de inversiones que se van a realizar en nuevos centros, y en obras de mejora en los centros educativos de la provincia, hasta el 2018. Y claro está, como las cifras cantan, hay que señalar que, entre ellas, no figura una de las mas demandadas en nuestra localidad, como es la del proyecto del gimnasio del colegio de La Villa de Cuéllar.
Es bien cierto que ya se sabía, porque el proyecto no ha contado con partida alguna en los presupuestos regionales. Pero aún así, no deja de sorprender la facilidad con la que se difunden unas inversiones y se olvidan otras, que si contaban con consignación presupuestaria allá por el año 2008. Y por ello hay preguntarse una vez mas: ¿que ha pasado con el proyecto?
Y lo que ha pasado ha sido, ni mas ni menos, que el proyecto ha sido, primero, olvidado, y después aparcado, en el cajón de algún despacho del Consejero de Educación, Juan José Mateos, que a buen seguro, estos próximos días, con el comienzo del curso escolar, volverá a salir a la palestra para contar las bondades del sistema educativo en nuestra Comunidad. Que seguro que las tiene, no vamos a dudarlo, pero también tiene muchas lagunas y carencias, como de la que estamos hablando.
De ello tiene buena fe el Consejero, porque al final del curso pasado, una vez mas, los propios alumnos del centro se encargaron de recordárselo, enviándo una carta, que también fue remitida al Presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera y a Francisco Vazquez, presidente de la Diputación, que aquí hay que repartir las responsabilidades a partes iguales.
Sabemos que no ha tenido, ni tan siquiera la respuesta fácil de que.. no hay dinero para todo, pero han pasado más de seis años y, como dice un refrán castellano, obras son amores y no buenas razones.
Autor: Ignacio Montalvillo
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