No hay quinto malo. Como es costumbre tras varios fallidos el quinto encierro de las fiestas cuellaranas ha sido vibrante y muy rápido. El encierro ha estado marcado por la velocidad de los novillos de Aurelio Hernando que han realizado una carrera vertiginosa por las calles de la villa hasta alcanzar la plaza de toros.
La clave ha estado marcada por la velocidad endiablada de los cinco novillos que han entrado inicialmente en el recorrido urbano. Esa carrera fulgurante y con mucho peligro de los Aurelios ha hecho muy difícil a los corredores, solamente unos pocos, que han logrado encontrar sitio delante de la cara del toro. El sexto novillo entraba minutos más tarde.
Así las cosas, el ciclo de encierros termina con un mejor sabor de boca para los cuellaranos tras unos encierros que han resultado muy complicados. Con la única incidencia de un joven vallisoletano que ha resultado herido leve con un puntazo en la rodilla derecha y una espectadora que ha resultado contusionada en una talanquera.
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