Los de Lagunajanda, (todos menos uno), se han portado bien hasta llegar a las proximidades del casco urbano de Cuéllar, donde uno de los toros ha roto la manada, y ha bajado hasta el embudo en solitario con los cabestros, mientras que en la parte alta quedaban los cinco ejemplares restantes del hierro de procedencia Salvador Domecq. De forma que los caballistas, con mucha exposición, han tenido que parar a los cabestros y al toro que iba en cabeza cuando estaban a punto de entrar en el recorrido urbano, para volver a desandar el camino y juntar a todas las reses.
Al segundo intento las cosas han salido bien, y esta vez si el encierro de Lagunajanda ha entrado sin complicaciones, con la manada dividida en dos grupos, uno con cuatro toros por delante y los cabestros y el segundo con dos toros en las calles de la villa. Y de esta manera han emprendido la carrera por el recorrido urbano, con la manada completamente disgregada, con dos toros en cabeza y el resto de uno en uno con mucho peligro y arrancadas constantes hasta llegar a la plaza de toros.
Antes, los del hierro de Vejer de la Frontera habían realizado un recorrido muy rápido por el pinar, y pasaron sin problemas el paso de Las Máquinas. Los problemas llegaron en la zona del embudo, pero felizmente se solucionaron y el encierro entró completo, aunque en las calles no fue tan bonito como en la jornada de ayer. En el capítulo de heridos tan solo se han registrado dos contusionados por caídas, y en la capea posterior al encierro ha resultado herido un joven corredor de Iscar, E.S. con un puntazo en la cara posterior del muslo izquierdo de 6 cms de profundidad, que ha sido trasladado al Hospital de Medina del Campo.
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