En las plazas de los pueblos o en un concierto mas íntimo, los del Mester siempre triunfan allá por donde van, y no fue una excepción en este concierto homenaje que dedicaron en Cuéllar a la figura de Agapito Marazuela. Salieron a escena como en los viejos tiempos, con su formación de rondalla, y como los buenos vinos ganan en botella, los segovianos no han perdido ni un ápice del aroma de sus comienzos. Y eso que ha llovido mucho desde entonces. Desde los alardes cuellaranos, como recordaba Fernando Ortiz. Pero viéndoles escena, hay que decir que tiene que llover…
Ni que decir tiene que se ganaron al público, ya desde su salida a escena, para interpretar el primero de los temas «La Molinera», y fue in crescendo a medida que siguieron con su versión del canto de boda «La gala», la primera de las jotas, de ronda o la popular letra de «una vieja de Toro.., Y como buenos maestros de la escena, siguieron con temas tan conocidos como el «La loba Parda», la canción de los segadores» y la ronda de Ávila, la de los toritos de Valladolid». Y ya desde ese momento el público, que había seguido el concierto cantando por lo bajito, tímidamente, se entregó totalmente a los del Mester y terminó acompañando y tarareando todas y cada una de las canciones.
Pero es que para el final del concierto, guardaron como decía Ortiz, jotas tan emblemáticas como la «Esta noche ronda un pollo..» y cantos de por aquí, como la jota del Carracillo, y «La chica segoviana», que Ortiz terminó al final cantado sabiamente es «la chica cuellarana la mujer que yo mas quiero…». Y como no podía ser de otra manera, el público se levantó de sus butacas, para bailar sin complejos hasta el final del concierto, que terminaron con el regalo final de «Por el puente de Aranda«…que fue seguida por la casi totalidad del público bailando en el patio de butacas. Hacía mucho que no veía al Mester en directo, pero viéndoles sobre el escenario tengo que decir, que queda mucho Fernando, Luis Martín, Llanos, Paco y Rafa para rato…Aunque como señalara Ortíz, «empezamos cantando canciones a nuestras novias y ahora las cantamos a nuestros nietos».
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