Los trabajos iniciados el pasado 2 de julio en la villa romana de Santa Lucía, en Aguilafuente, ya han comenzado a dar sus frutos, sacando a la luz una nueva área de unos 300 metros cuadrados en el complejo residencial de la villa. Han aparecido tramos con mosaicos en algunos sitios del entramado de edificios, y también se ha podido identificar lo que sería un área de baños y termas de la villa.
Estas excavaciones que se realizan en la villa romana se llevan a cabo con el objetivo fundamental de profundizar en el conocimiento de la evolución del territorio de Aguilafuente en época romana. El yacimiento de Santa Lucía representa a la perfección los restos de una típica villa bajo imperial romana, de los siglos IV y V d.C., que conformaba un centro de residencia de un potentado local (dominus), según Santiago Martínez.
La pars urbana de esta villa cuenta con una extensión aproximada de 2.500 m2. , y en torno a su construcción se situaría la pars rustica, es decir el espacio donde se ubicarían las dependencias de servicio, a las que habría que sumar un tercer sector de la villa, la pars fructuaria, donde se localizarían las tierras extensivas agrícolas (fundus), terrenos los terrenos para ganadería y pastoreo (saltus) y los bosques (silva).
Esta villa, según los responsables del proyecto, se corresponde con la época alto imperial entre los siglos II-III d.C., mientras que sobre sus ruinas se ubicó una necrópolis “visigoda», con mas de doscientas tumbas, y en el sector nororiental se encuentran restos arquitectónicos medievales y modernos, que parecen corresponderse con la iglesia de San Mamés, documentada desde el siglo XII, luego convertida en iglesia de Santa Lucía, que da nombre al actual paraje, en uso hasta el siglo XIX.
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