Estamos en enero del 2017 y aún no se ha hecho público el balance económico de la gestión de los festejos taurinos en la villa de Cuéllar. Así que a falta de datos sobre la mesa para el análisis lo que nos dejó la feria taurina de Cuéllar fue el buen sabor de boca de la gran faena de David Mora a un gran toro de Lagunajanda, Orégano, que fue indultado en la feria cuellarana el pasado 31 de agosto, y una excepcional novillada en su conjunto, la de la Condesa de Sobral, propiedad de los Hermanos Vázquez Gavira.
De la faena de David Mora hay que decir que quedará en la retina y en el recuerdo de los buenos aficionados, porque el madrileño cuajó en Cuéllar esa faena con la que sueñan todos los toreros. Se llevó el toro a los medios para torear como los grandes, con la planta ligeramente curvada, la muleta en la izquierda y un temple y una armonía realmente exquisitos. Al toque del manchego acudía el toro, codicioso, una y otra vez, y así se sucedieron los muletazos largos y profundos por ambos pitones …con el torero totalmente entregado y rematando las series con una enorme plasticidad.
Así interpretó el toreo David Mora, pero es que Curro Díaz tampoco se quedó atrás en el cuarto de la tarde y cuajó una gran faena con muletazos con mucho arte y mucha profundidad. Con sabor y el aroma de los toreros de arte, el de Linares dibujó una faena exquisita para el paladar de los buenos aficionados, con mucha verdad y mucha profundidad, como muy pocos saben hacerlo. Si el toro del indulto fue bueno, este como se puede comprobar en las imágenes no lo fue menos, y Curro Díaz, estuvo en “maestro”.
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