La Cruz de guía de la Soledad abre el paso del trono de los soledanos.
Al igual que en el caso de los nazarenos, otro de los momentos que se vive con especial sentimiento es la salida de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de la iglesia del antiguo convento de San Francisco, que siempre está rodeada de gran expectación. La imagenería castellana no tiene nada que ver con la estética de las imágenes de las procesiones del sur, con imágenes de singular belleza en sus rostros, sin embargo, la Soledad refleja en su sobriedad toda la espiritualidad cuellarana.
La Imagen de la Soledad camino de su estación de penitencia.
Abre el paso de su estación de penitencia la Cruz de Guía de los soledanos, que reciben a la imagen de Nuestra Señora a los compases del himno nacional y los soledanos rompiendo con paso firme el comienzo de su estación de penitencia, camino de su encuentro con el Cristo Yacente, que es uno de los momentos mas característicos de la noche de Viernes Santo.
Los soledanos con paso firme en la subida de la Trinidad.
Después de su encuentro con el Cristo yacente, la Soledad portada en andas por mas de una treintena de costaleros, emprende camino de la carrera oficial, mecida por ese movimiento característico del trono de los soledanos, por las estrechas calles del casco antiguo de la villa, en su subida a la plaza Mayor.
La Virgen de la Soledad haciendo su entrada en la plaza Mayor.
Después de tres horas largas de recorrido los soledanos hacen su entrada en la plaza Mayor cerrando la procesión. Algunos de ellos después de realizar todo el recorrido de la procesión con sus pies descalzos en señal de penitencia. La Soledad una vez finalizada la procesión emprenderá camino de regreso a su capilla de San Francisco para recogerse.
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