Hemos cambiado de región portuguesa. Ya estamos en el Alentejo. Los pueblos lucen blancos y azules, a veces en blanco y oro, cuidados con un mimo exquisito. Llegamos a Campo Maior y, como su nombre indica, es ya un pueblo grandecito, de calles empedradas, blancas y empinadas que conducen hasta la fortaleza. Como en otros lugares, lo que era un castillo medieval fue reformándose en fortaleza abaluartada para hacer frente a los nuevos ingenios de la artillería. Todos los baluartes están reconstruidos para mantener el aspecto de inexpugnable que debía ofrecer este puesto fronterizo. Hoy el mayor encanto lo ofrecen sus calles, tan cuidadas que parecen de postal. Sin embargo no es un punto especialmente turístico. Lo cuidan porque entienden que estos blancos y azules definen su identidad de aldea alentejana. Esta es la identidad más cierta, la más respetable y la que se toca con la mano. No está basada en mitos, creencias o en historias manipuladas. Tampoco en banderas ni cantos patrióticos usados para enfrentarse a otras supuestas identidades. Es la vida misma lo que da la identidad.
Seguimos, siempre hacia el sur, y nos encontramos con otras dos ciudades de frontera, gemelas: Elvas y Badajoz. Una frente a otra. Su historia ha corrido pareja, envuelta en las mismas guerras peninsulares, …salvo en la última. La Guerra Civil española dejó una página sangrienta en Badajoz cuando el ejército sublevado subía hacia el norte ahogando en sangre cualquier tipo de resistencia que encontraba. La Plaza de Toros de Badajoz todavía conserva historias no escritas sobre las sangrientas represalias del conocido como el “Carnicero de Badajoz”, el general golpista Yagüe. Entre 2000 y 4000 personas fueron fusiladas los días 14 y 15 de agosto de 1936. La brutalidad de la matanza fue publicada en los medios internacionales. El Premio Nobel francés François Mauriac escribió un artículo en Le Figaro dando a conocer a Europa lo que después fue reclamado como “crímenes contra la Humanidad”.
En los viajes nos encontramos con historias de todo tipo, algunas descarnadas, sin embellecer por mitos o manipulaciones. También esto enriquece un viaje. Así nos conocemos mejor.
En el lado portugués se levanta la ciudad de Elvas que, junto con Valença do Miño y Almeida, son las fortalezas con baluartes en estrella mejor conservadas, como ya recordaba en otro lugar. Las fortificaciones de Elvas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Es un gran recinto amurallado con varias líneas defensivas que llegan a sumar hasta diez kilómetros. Sus defensas se completan con dos Fuertes que la circundan, el Fuerte de Sta. Lucía, construido en el S. XVII durante la Guerra de Restauración y el Fuerte de Gracia del S. XVIII a raíz de la Guerra de Sucesión española, a la que se vio arrastrado Portugal, como siempre.
A sus atractivos hay que sumar el Acueducto de Amoreira, que los segovianos debemos reconocer como el mayor de la Península, con sus ocho kilómetros de recorrido. Se construyó en el S. XVI por la necesidad de asegurar la llegada de agua a un complejo militar tan enorme. Pero el mayor encanto reside en las propias calles del recinto urbano, con el característico dibujo empedrado portugués. Catedral, iglesias, conventos, tiendas y casas típicas del Alentejo hacen del paseo por Elvas una sorpresa constante, sobre todo cuando venimos de tierras tan diferentes y lejanas.
Badajoz se encuentra solo a doce kilómetros y los lazos y conexiones se extienden a todos los ámbitos. Tras siglos de guerras y enfrentamientos entre vecinos, en 2013 se creó la Eurociudad de Badajoz-Elvas, para unirse en la construcción de infraestructuras, programas culturales y de desarrollo conjunto. Esta es una de las mejores páginas de la Unión Europea.
Estamos en una zona que ha conocido movimientos de fronteras a lo largo de la historia. Como último ejemplo nos queda la ciudad de Olivenza. Fue conquistada a los moros por el rey leonés Alfonso IX en 1230. Pero, unos años después, fue cedida al reino portugués por el Tratado de Alcañices de 1297, a cambio del apoyo a la reina regente María de Molina. Ha pertenecido a Portugal durante varios siglos hasta que fue conquistada en 1801 por Godoy en la llamada Guerra de las Naranjas, cuando el ejército español ocupó todos estos pueblos que estamos recorriendo. Luego se firmó el Tratado de Badajoz por el que se devolvía a Portugal todo lo conquistado excepto Olivenza. Pero el conflicto continuó y en el Tratado de Viena, que puso fin a las guerras napoleónicas, se contemplaba que ambos países debían negociar diplomáticamente la devolución de Olivenza a España. Y…en ello estamos, doscientos años después. Portugal hoy mantiene sus justas reclamaciones aunque dentro de un buen entendimiento con sus vecinos, más cercanos que nunca.
Todavía hay más historias inexplicables por aquí cerca sobre el mismo Guadiana. Durante siglos Olivenza era el único emplazamiento portugués en la ribera izquierda del Guadiana. Necesitaba un acceso seguro desde Portugal para su defensa y suministros. En 1520 el Rey Manuel I ordenó la construcción del Puente de Ajuda para conectar Olivenza. Estaba fortificado con un gran torreón central. Sufrió ataques en las diferentes guerras pero fue reparado. Sin embargo en 1709, durante la Guerra de Sucesión Española, el puente fue volado por el Ejército Español, quedando inutilizado desde entonces. Habría que decir con León Felipe: “ Siempre las mismas guerras, con distintos nombres”. Hoy es un testimonio mudo de todas estas inútiles y sangrientas guerras. Quedan ocho arcos en pie en la ribera derecha y cinco más en la derecha. Tiene sendas declaraciones de protección por ambos lados, pero nadie ha movido un dedo, ni siquiera para que no continúe el deterioro.
Va cambiando el paisaje y comienzan a alternar los olivos con las encinas. Es el ejemplo más puro de clima mediterráneo, aunque estemos más cerca del Atlántico. El terreno es más variado y está mejor aprovechado en el lado portugués que en la parte española, donde apenas vemos variaciones sobre el tradicional ecosistema de dehesas.
4 octubre, 2020
Un apunte, por si es bien recibido… El acueducto de Segovia, sigue siendo de mayor longitud. Fuente: http://acueducto.turismodesegovia.com/es/construccion/caracteristicas-y-curiosidades
5 octubre, 2020
Los datos son ciertos, claro. El tema es lo que ahí se considera acueducto, que en sentido estricto es conducción de agua, aunque sea un simple canalillo. En ese sentido el de Segovia sigue siendo el más largo.
5 octubre, 2020
Maravillosos pueblos con una cultura y una gastronomia exquisitas.
27 octubre, 2020
Dice mucho más el texto de esta página, de lo que comenta tu voz narrativa en el filmato en sí. Para disfrutar y sobre todo PENSAR la historia de este tramo, hay que leer y mirar. Qué lugar más esplendoroso parece Elvas, con esos azulejos—que luego explicas más en lo que es tu texto escrito!