Se acaba de publicar una verdadera joya, el libro «Etnografía de la Imagen en Segovia, la colección del padre Benito de Frutos», que puede considerarse como el libro definitivo sobre la indumentaria tradicional a la luz de fotografías del primer tercio del siglo XX. Incluye el estudio que sobre las colecciones de imágenes disponibles efectuó el antropólogo Carlos Porro. Es, a la vez que un completo estudio, un libro visual de centenares de imágenes que captan las indumentarias tradicionales. Alcaldesas, pastores, danzantes, dolorosas, manteos, bordados… En gran medida, este libro y las colecciones de fotos recopiladas sirvieron de base para la exposición El mundo por montera, que con gran éxito acogió el Torreón de Lozoya la pasada primavera.
Nacido en Cuéllar en 1871, Benito de Frutos Gómez era un erudito sacerdote que a golpe de teología y estudios intentó hacer carrera en la iglesia de la época. Doctor en teología, profesor de física y química, opositó sin excesiva suerte a canonjías y cargos y a la hora de la verdad hubo de conformarse con Segovia, ciudad en la que murió siendo párroco de San Esteban, en 1941. De su trayectoria se colige un verdadero interés por la conservación del patrimonio monumental. Tal vez por este afán documentalista devino fotógrafo, aunque, felizmente, no el típico aficionado entusiasta; el padre Benito sabía bien lo que hacía. Exposiciones trabajadas, composiciones muy precisas, mucho trabajo de retoque para alcanzar nitidez y dar realce a los detalles.
Entre 1926 y 1930 por su objetivo pasaron especialmente las indumentarias tradicionales segovianas. Las alcadesas de Zamarramala, concursos de indumentaria tradicional en Riaza de la mano del famoso médico García Tapia. Juegos florales, manifestaciones folclóricas, las romerías al Henar, y bodas castellanas, como la que en 1930 intentó recrear en El Espinar las galas de cien años atrás, así como encargos concretos de documentación para el incipiente Museo del Traje de Madrid. De estos eventos sacaba nuestro sacerdote el material, que a su muerte alguien guardó en cajas y subió a un trastero.
Hasta 1985, en que la sobrinas del padre Benito reencuentran el tesoro en el altillo de una casa familiar en Cuéllar y lo depositan en el archivo del Monasterio del Henar. Gracias a las gestiones de la Obra Social de Caja Segovia, este archivo se llevó en 1986 a Madrid para su restauración y devuelto al Henar en 1988 y gracias a su vez a los desvelos del hermano Juan de Dios, el archivo se gestionó con total pulcritud, siendo desde entonces un fondo recurrente para historiadores y documentalistas. Con el libro Etnografía de la Imagen en Segovia, la colección del padre Benito de Frutos, primorosamente editado por la Diputación de Segovia, a través del Instituto de la Cultura Tradicional, se pone este tesoro al alcance del gran público.
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