¡Véngase usted a Cuéllar, doña Sofía!
Debe haber sido un día muy duro para usted. Arreglos, viajes, saludos, protocolo, discursos, caras de circunstancias, políticos grises, paseo por la calle, más visitas, más protocolo…quizás ni una palabra amigable, ni un momento de calidez y calidad humana. Ni tampoco un momento para sentarse a tomar un cafetito en un bar. Todo el rato rodeada de hombres de negro, con miradas envueltas en gafas sombrías. Algunos aplausos y algunas...
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