Tiempo de otoño, tiempo de pacharán
Esta tierra nuestra mesetaria no es muy agradecida en frutas de verano, pero cuando llega el otoño nos alegra la vida con algunos regalos y no sólo los níscalos. Si las heladas de primavera no han sido muy tardías, será un buen año de endrinas, como éste. Podemos encontrar endrinos por toda la ribera del río, junto a otras especies arbustivas del bosque de ribera. Hay un microclima particular y estos arbustos encuentran aquí su espacio. Son los prunus spinosa, un ciruelo silvestre, de sabor ácido y paladar muy áspero, casi incomestible si no están muy maduros. Pero a alguien se le ocurrió en algún momento que, si no se podían comer en vivo, harían un sabroso licor con anís y un buen aguardiente.
Es típico de Navarra y allí hay hermosas extensiones dedicadas al cultivo de endrinos. Tienen Consejo Regulador del Pacharán Navarro y lo exportan a medio mundo.
Pero no sólo en Navarra se hace buen pacharán. Estos días, cuando he ido a recoger los primeros frutos, ya he visto gente, los senderos pisados y las frutas recogidas en algunos rincones. Somos bastantes los que disfrutamos de estas especialidades de la tierra. Luego cada uno tiene su receta que se va puliendo año tras año. Pero lo fundamental es un aguardiente sano, que no sea un preparado baratero cargado de metílico y nos deje la cabeza arrepentida. No hay que olvidar un delicado toque de canela o vainilla, manzanilla o café, según los gustos de cada cual. Después los expertos de morro fino dirán que tiene personalidad.
El pacharán ya se conocía en la Edad Media y, como dato histórico, sabemos que a la reina doña Blanca de Navarra le dieron a beber pacharán cuando se puso enferma en el Monasterio de Santa María la Real de Nieva. Los frailes, como siempre, estaban preparados para sanar las almas y los cuerpos.
Como licor medicinal fortalece el estómago y es de gran ayuda en digestiones pesadas. Además la farmacopea tradicional reconoce que alivia los achaques de la vejez, previene la arterioesclerosis, el infarto y la disfunción eréctil. ¿Se le puede pedir más? Por supuesto es un relajante para el sistema nervioso. Hablamos siempre de usarlo con moderación, recordando que los frailes aconsejaban solo una copita, como medicina para el cuerpo y para el alma.
Autor: Jesús Eloy García Polo
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