Constitución. Artículo 56,1 “El Rey…arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”.
Nos hemos encontrado de bruces con un socavón que no esperábamos. Ante el dilema que se ha planteado el presidente de Gobierno ¿merece la pena seguir? todos los medios, personas, personajes y personajillos están ofreciendo su punto de vista. Muestran su apoyo o clavan una puya. Pero todo el mundo se siente interpelado y se siente con capacidad y necesidad de expresar su opinión.
¿Todos? ¿Dónde está el Rey? Como diría Jesús García, el abuelo de Majalrayo “Y el Rey qué… otra vez campeón … del silencio?
Estamos en un momento decisivo de nuestra democracia y de la vida de nuestra Constitución. El acoso de los poderes de la ultraderecha, la caverna mediática o directamente las estrategias del nuevo fascismo están atacando todos los pilares de la democracia que nos sostiene. Están desmantelando la Sanidad Pública, han socavado la Educación Pública, potenciando en ambas la actividad privada, han convertido la justicia en una extensión de su poder omnipresente. ¿Qué nos queda? Aún tenemos Elecciones libres y un gobierno salido del Parlamento. ¿Por cuánto tiempo? Utilizando todos los recursos mediáticos, personales, financieros, judiciales, profesionales, … intentan derrumbar a un gobierno elegido democráticamente. Tenemos el ejemplo reciente de Mónica Oltra, que tuvo que dimitir del gobierno valenciano, que posteriormente posteriormente fue desalojado del poder. Tenemos un ejemplo más cercano en Portugal…denuncias de corrupciones varias, dimisión, nuevas Elecciones y llegada de la derecha al gobierno. Pasado el tiempo, todas esas denuncias son archivadas por infundadas. ¿Y los daños e injusticias causadas? No hay una mano negra. Hay muchas manos negras. Tienen nombre y apellidos, periódicos con titulares y empresas que los respaldan.
¿Qué hará el Rey ante una situación de crispación total promovida por grupos, partidos y personas con nombres y apellidos? ¿Debemos esperar al discurso de Nochebuena para escuchar sus ambigüedades de llamada a la concordia y al entendimiento?
Que repase los libros de historia para recordar cuando sus predecesores Alfonso XIII e Isabel II fueron desalojados del trono por su incapacidad para hacer frente a los problemas de una España en ebullición. Podemos comparar estos tiempos a los previos a la Dictadura de Primo de Rivera, cuando la Constitución de 1876 mostraba síntomas de agotamiento y el Rey decidió apoyar una dictadura que le salvara la corona. A la postre, esa decisión fue el primer paso para su marcha al exilio. Después llegó la “Dictablanda” de Berenguer y luego… el 14 de abril.
La Constitución 1978 está en el mismo punto de desgaste en que se encontraba entonces la de 1876. Surgió como una Constitución de consenso y concordia. Eso hace tiempo que terminó. Porque dos no concuerdan si uno no quiere.
El clima actual de tensiones, enfrentamientos y crispaciones no está promovido por todos de la misma manera, como quieren hacernos creer. Todos los mimbres de este enfrentamiento proceden de quienes no han admitido nunca los resultados electorales cuando hay un gobierno progresista. Lo sufrió Zapatero y lo lleva sufriendo Pedro Sánchez desde sus primeras Elecciones. Siempre han sido “gobiernos ilegítimos” para el Partido Popular, la caverna mediática y las voces del nuevo fascismo. Nunca han admitido un gobierno de izquierdas como representante real de la mayoría popular. No pueden admitir que un gobierno progresista esté saliendo de una crisis y de una pandemia con la cabeza bien alta en Europa, que sea un referente en políticas progresistas, con las mejores cifras de empleo que ha habido nunca, con leyes que han cambiado la historia, como la subida del salario mínimo, impuestos a los más ricos, reforma laboral…
Pasará el tiempo y los historiadores nos dirán todos los tejemanejes, las reuniones en la sombra, las manipulaciones, los dineros y toda la tramoya de esta conspiración. Porque es una auténtica conspiración contra nuestro sistema democrático.
Pasado el tiempo supimos que, tras las Elecciones de 1993 que Felipe González ganó contra todo pronóstico, comenzó a urdirse una trama para derribar al Gobierno, fuera como fuera. La trama, a la que pusieron rostros, Aznar, Pedrojota y Luis María Ansón, consiguió sus propósitos. Se puso en marcha una durísima campaña en los medios donde solo existía la corrupción en el Partido Socialista y en la lucha antiterrorista. En 1996, llegaron unas Elecciones adelantadas y victoria del Partido Popular. Y en ello siguen.
¿Ha reflexionado el Rey sobre el hecho de que 4 de sus 5 predecesores (Alfonso XII falleció a los 27 años) han terminado su reinado de forma abrupta, incluido su padre?
A día de hoy la continuidad de la Monarquía está en las manos del Partido Socialista. Nunca ha habido ni habrá una encuesta sobre el apoyo a la Monarquía o la República. ¿Quién se va a atrever? Pero todas las conclusiones, inferidas de distintas valoraciones, encuestas indirectas o de opinión pública, coinciden en una mayoría republicana en el electorado español. Si llega un día en que el Partido Socialista se embarca en un Referéndum sobre la reforma de la Jefatura del Estado… el monarca puede ir buscando otra residencia.
No sé que pasará a partir del lunes. Si las fuerzas reaccionarias consiguen derribar el Gobierno será el primer día de la cuenta atrás de la Constitución del 78 y de nuestro sistema democrático, tal como lo hemos conocido hasta ahora. Los grupos conservadores están rompiendo las costuras de la Constitución al negarse a cualquier tipo de entendimiento y concordia en diferentes frentes, sobre todo judiciales. Están echando directamente a la papelera nuestra Carta Magna que está hecha para funcionar mediante el consenso, la confianza y el diálogo. De otra manera, es una Constitución inútil.
¿Quién va a confiar en una Constitución que permite derribar un gobierno democrático desde la manipulación de la Prensa y la Justicia? ¿Cómo va a sobrevivir si uno de los tres poderes del Estado, el Judicial, está seriamente herido y cuestionado por el torpedeo del Partido Popular, que se niega a renovar el CGPJ? ¿Quién va a defender una Constitución que imposibilita que un gobierno tome medidas efectivas para que la vivienda no acabe en manos de fondos buitre o de especuladores?
Por todo ello, si el Rey quiere defender su puesto de trabajo debe dejar su ambiguo silencio y actuar.. La Constitución dice bien claro que debe arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones. Hace cinco años que el Partido Popular bloquea la renovación del CGPJ, ninguneando la Constitución y manipulando a su antojo uno de los tres poderes que equilibran el Estado. Ahora intenta bloquear el Poder Legislativo desde el Senado. ¿Quién va a querer confiar en esta democracia y en esta Constitución?
Yo no sé cómo debe actuar el Rey. Pero el silencio le hace cómplice y la historia ya le ha dado unas cuantas lecciones. A buen entendedor ¡salud!
26 abril, 2024
Muy de acuerdo con tu artículo Jesús, un análisis que recoge la verdad de lo que está pasando con nuestra democracia, sin olvidarte del Rey, al que nadie le recuerda que cumpla con su papel constitucional.
27 abril, 2024
Resumiendo: Como nosotros somos los buenos hay que consertirnos todo.
En realidad ¿quien está atacando los pilares de la democracia: la independencia judicial y de los medios de comunicación?.
La carta de Sanchez parece un intento de menoscabar estos poderes. Espero que esto no se traduzca en alguna ley . Los de Sumar ya la han pedido.
Y por último y no está de mas recordarlo: Sanchez perdió las elecciones. Y el parlamento ni siquiera es mayoritariamente de izquierdas. Lo que ocurre es que algunos grupos conservadores han antepuesto sus intereses independentistas a su ideario natural. Y Sanchez es un chollo para ellos.
1 mayo, 2024
Jesús, te felicito por ese análisis tan certero. Y Agustín también da en el clavo.