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Adiós al paseante de los paseos de San Francisco

Paseos de San Francisco.

Los paseos de San Francisco en Cuéllar se han quedado huérfanos de uno de sus paseantes más asiduos, tras la triste noticia del fallecimiento de Fernando Fraile. Aún impactado, me viene a la memoria la figura inconfundible de este cuellarano en su habituales «paseos» por San Francisco.

Le conocí cuando coincidíamos a diario comprando el periódico. Él, de manera habitual, buceando en las  páginas color salmón de los diarios de economía. Más tarde, daría el salto y buceaba en la actualidad económica en internet. Charlábamos y compartíamos café y más allá de introducirme en las claves de la economía, fui conociendo detalles de una vida, que le llevó a recorrer medio mundo.

Fraile siempre salpicaba las conversaciones con fragmentos de sus vivencias personales, desde el lejano Hong Kong a Moscú, pasando por la Beirut de los años dorados y su prolongada estancia en Costa Rica. Una vida plena, de la que le animaba a escribir en innumerables ocasiones, pero esas memorias lamentablemente no han llegado a ver la luz.

Sin temor a equivocarme se puede decir que era un personaje de otro tiempo. Aficionado a la escritura y la música. Raramente se perdía un concierto… Coincidimos también en nuestra afición común por los toros y en la tertulia posterior a las tardes de feria en Sevilla y Madrid.

Sin embargo, en este último año nos vimos poco, siempre en sus paseos por San Francisco, y me atrevería a decir que tras su desaparición los paseos han perdido a su más fiel paseante. Que ese último viaje, Fernando, te sea leve.

Autor: Redacción Cuéllar

Muévelo

1 Recado

  1. Conocí a Fernando en La Habana, el año 91. Yo tenía 21 años el ya era un gran trotamundos sin edad. Nos reencontramos en Cuellar 11 años después. Reconoció mi voz cuendo lo llame previamente y eso que mi acento cubano lo perdí en algun aeropuerto. Y como yo le habia mostrado La Habana 20 años antes el me mostró su Cuellar, su castillo, el paseo de San Francisco, los cotos de casa. Y por enésima vez a la hora de dormir en su casa trató de explicarme, infructusoamente, como funcionaba la Bolsa de Valores. Adios Fernando, fuiste el amigo intermitente pero eterno. Te visitaré con una flor y la actualidad economica aunque siga sin enrenderla. Buen viaje amigo.

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