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Alfonsa de la Torre sigue viva

Estreno de la obra ‘Cierva acosada’.

Si el deseo de todo ser humano es perdurar en el tiempo, los escritores, músicos y artistas en general lo consiguen a través de sus obras que navegan sobre el tiempo manteniendo siempre vivo el recuerdo de aquel que pasó fugaz por este mundo. Alfonsa de la Torre sigue más viva que nunca a través de “Cierva acosada”, la obra teatral recuperada y estrenada en “La Huerta de la Alegría”, un espacio que precisamente perteneció a su familia.

La Asociación Gente Festeamos ha puesto en escena una obra complicada y difícil en un esfuerzo que ha durado año y medio y que ha implicado a gran cantidad de personas, colectivos y voluntarios de aquí y de allá. Todo comenzó con una campaña de mecenazgo compartido a través de las redes para conseguir la financiación básica que el proyecto requería.

La subida al escenario ha sido solo el último paso de esa larga trayectoria donde ha confluido el esfuerzo y buen hacer de decenas de auténticos artistas, desde la directora-adaptadora Nuria Aguado hasta el actor con menor presencia. Además de teatro, hay mucha fotografía y videos que recrean el ambiente de la época, el mundo rural, la soledad del pinar, perfectamente encajados a lo largo de la representación para hacernos navegar por el Mar de Pinares a veces sombrío, a veces luminoso de vida. 

Estrenar esta obra de teatro con música en vivo preparada para la ocasión es un  auténtico lujo que en muy pocos lugares se pueden permitir.   Son temas tradicionales adaptados para crear una atmósfera que nos sumerge en ese mundo de los años treinta que se transformó en tragedia en los pinares de Cuéllar.

Todas las canciones están elegidas e interpretadas con una delicadeza que encumbra la obra de Alfonsa de la Torre.  Los acordes menores del tema tradicional “La Polvorera” suenan en un momento de tristeza infinita y ponen los colores sombríos del drama que se avecina. Podríamos decir que es una obra de aires lorquianos pero que la música castellana la deja enraizada en las arenas de nuestros pinares, hablando de miera, resineros, romeros y cantuesos.

Alfonsa de la Torre permaneció ensombrecida en su tiempo por diferentes circunstancias. El hecho de ser una mujer apartada del mundanal ruido literario de un Madrid de posguerra, es una de ellas. Se la incluye en la llamada Generación del 36, formada por mujeres que escribieron a contratiempo en una época de miedo y silencio. Se une al grupo de mujeres que pertenecieron a la Generación del 27 pero que permanecieron silenciadas, incluso por sus mismos compañeros. No eran tiempos para la lírica, femenina.

Ahora que se vuelve la mirada atrás para descubrir las huellas borradas por la historia de las mujeres que escribieron, hicieron música, pintaron…con el viento en contra de una sociedad cerrada, ahora es el momento de redescubrir a Alfonsa de la Torre y la rica variedad de su obra. Los desastrosos avatares de su herencia, tanto material como inmaterial y literaria tampoco contribuyeron a recuperar su figura. Ha pasado el tiempo. Se han reeditado sus obras, se ha estrenado “Cierva acosada” y debemos estar orgullosos de que Alfonsa siga entre nosotros, aunque en vida ella misma tuviera una relación contradictoria con su querido Cuéllar. 

En este contexto recobra todo su valor el trabajo de la Asociación Gente Festeamus. Es un trabajo coral para una obra coral. Es un teatro a la vieja usanza, popular y lorquiano. Cuando estamos acostumbrados a obras de teatro cuyos actores y técnicos caben en un taxi, debemos aplaudir este gran esfuerzo teatral de tanta gente que no caben en un autobús.

No se puede nombrar a nadie porque siempre habría algún olvidado entre la amplia legión de colaboradores que han hecho posible este pequeño milagro un este tiempo tan difícil. La obra es fruto del trabajo constante durante todos estos meses de sombra y desaliento. Es ése su gran mérito y el gran ejemplo que supone para todos. En medio de las sombras han conseguido mantener viva la antorcha del teatro en su esencia más popular, que nos mantiene vivos como sociedad desde los tiempos de Sófocles. 

Debemos alegrarnos de que “la Alfonsita” vuelva a caminar por las calles de Cuéllar.

Autor: Jesús Eloy García Polo

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