David Mora indulta un gran toro de Lagunajanda en Cuéllar

Editado Por Ignacio Montalvillo en Sep 1, 2016

El matador de  toros madrileño David Mora cuajó un gran toro de Lagunajanda y toreando de manera primorosa, sobre todo al natural, consiguió el indulto para el ejemplar de la divisa gaditana, que fue un gran toro por la fijeza en que tomaba la muleta, y al que el manchego dibujó sobre el ruedo una faena de altos vuelos y mucha profundidad. Mora toreó tan desprendido que encadenaba las series de muletazos con una sonrisa en sus labios, mientras en los tendidos el público se frotaba los ojos y se escuchaban los oles  y los gritos de ¡torero! ¡torero!.

¿Puede haber algo mas grande? Mora cuajó en Cuéllar esa faena con la que sueñan todos los toreros. Se llevó el toro a los medios para torear como los grandes.  La planta ligeramente curvada, la muleta en la izquierda y un temple y una armonía realmente exquisitos. Al toque del manchego acudía el toro, codicioso, una y y otra vez, y se sucedían los muletazos largos y profundos por ambos pitones …con el torero totalmente entregado y rematando las series con una enorme plasticidad.

Así interpretó el toreo Mora casi totalmente desprendido, y cuando el público aún no se había recuperado de tanta belleza, salió al ruedo el cuarto de la tarde. Y como en una sinfonía, Curro Díaz, clavó las zapatillas sobre la arena y con la figura casi vertical, y el mentón sobre el pecho, dibujar una faena de mucho poderío. Con sabor del vino oloroso, el de los toreros de arte, el de Linares dibujó una faena exquisita para el paladar de los buenos aficionados, con mucha verdad y mucha profundidad, como muy pocos saben hacerlo. Si el toro del indulto fue bueno, este como se puede comprobar en las imágenes no lo fue menos, y Curro Díaz, estuvo en “maestro”.

Y a esta sinfonía inacabada se incorporó el  mas joven de la terna. El matador de toros cuellarano, Javier Herrero, que no se quiso quedar atrás y en su primero de Lagunajanda toreó con mucha verdad. Si, el de Cuéllar se reivindicó como torero. Javier no quiso ser un invitado a la fiesta y dijo aquí estoy yo, para realizar una de las mejores faenas que le hemos visto, “con mucho temple y mando”, enganchando al toro por delante y rematando por atrás…como los toreros buenos. Arrancó una oreja en el toro bueno, y en el malo del hierro del Canario, que completó la corrida, se la jugó para conseguir salir por la puerta grande.

Los tres salieron por la puerta grande. Hasta aquí la cara buena de la tarde. En la cara mala, el hecho de mantener en el ruedo al primero de la tarde, completamente inválido, y los dos remiendos de la corrida de Lagunajanda. Uno del Marques de Quintanar, sin pitones, y el del hierro del Canario, mas propio para un festejo de rejones.