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Desde el mar de Pinares: Pedro, Pablo ¡Marchaos a casa!

Vista del mar de Pinares.

El espectáculo ofrecido esta semana por los dos líderes y sus próximos ha sido demoledor para la izquierda y, por supuesto, para nuestra democracia. El 25 de julio quedará registrado para la historia como el día en que quedó sepultada cualquier colaboración entre las diferentes izquierdas españolas para desarrollar un programa común que pusiera letra de BOE a todas las aspiraciones de esa mayoría de izquierdas que los votó el pasado 28 A.

Los dos líderes han sido incapaces de ponerse de acuerdo en las temas que sus votantes hace tiempo que ya lo están. En la era de las redes sociales los Partidos se han vuelto peligrosamente personalistas. La imagen del líder es dominante y su poder es casi absoluto. Los programas se reducen a eslóganes, frases mediáticas, poses de diseño y, sobre todo, descalificaciones del contrario. Los dos personajes han asfixiado el deseado guión.

En estos 80 días pasados nunca dieron la imagen de que buscaran una colaboración, cooperación, coalición… o lo que fuera. La mutua desconfianza era el subtítulo de cada encuentro. Quedaba claro que dos gallos no podían convivir en el mismo corral. Pero cuando quedó uno solo tampoco llegó la paz al gallinero, porque el otro seguía cantando desde fuera.

Pedro Sánchez procede del PSOE más blandito que procura no asustar a los prohombres del IBEX 35. Las medidas de su gobierno, centradas en los “viernes sociales”, se han limitado a pequeños retoques de decoración y de imagen, sin afrontar leyes transformadoras. En estos meses apenas ha tomado alguna medida de calado que revierta las consecuencias de la crisis. Solo vemos en su haber la subida del salario mínimo, debido a la presión de Podemos. Por su parte Pablo Iglesias ya no conserva de los días del 15M más que la arrogancia y el desprecio a los que no lo aplauden.

En las supuestas negociaciones solo han hablado de nombres, de cargos y de sillones. Desde la calle, en estas tierras del Mar de Pinares, todos sabíamos que eso era empezar la casa por el tejado y vimos cómo la casa se les hundía una y otra vez, en medio de reproches y acusaciones a los supuestos compañeros. Si hubieran querido colaborar hubieran empezado por diseñar un programa detallado conjunto y luego hubieran decidido quiénes llevaban a cabo esas políticas, tal como se hace en cualquier otra negociación. Hubiera sido más fácil. Pero los dos machos alfa decidieron protagonizar encuentros, fotos, titulares, declaraciones ….y descalificaciones. Al final, los responsables del desastre son ellos dos, exclusivamente. Para construir una democracia con posibles coaliciones de izquierdas sobran estos dos personajes, monolíticos, ensimismados, que estimulan el culto al líder y son incapaces de ceder poder para que los de segunda fila puedan ponerse de acuerdo. Mientras ellos sigan ahí no veremos un gobierno de izquierdas en España, pero veremos bastantes coaliciones de los partidos de la derecha.

Hace ya 75 años, en tiempo de la II República, que no hay en España un gobierno de coalición de partidos de la izquierda. Tampoco entonces fue ejemplar y los diferentes responsables políticos actuales deberían releer la historia de aquellos años y ver cómo los desencuentros constantes, la desconfianza, los personalismos, el ansia de poder y las equivocaciones acabaron allanando el camino a los fascistas, civiles y militares. El paso siguiente ya lo conocemos. Hoy sabemos que no habrá guerra. Pero las guerras en estos días se han transformado en otras formas de desastres y miserias: paro extendido entre los más pobres, jóvenes sin futuro, trabajos en precario cada vez más generalizados, salarios de supervivencia, desigualdades crecientes, rechazo del otro, del diferente, sea extranjero, de otra religión, homosexual, de otro credo político…porque ellos representan la antiespaña, según nos explican. Estos son “los desastres de la guerra” en estos tiempos.

Les pediría a nuestros políticos que, en lugar de estar tan pendientes de su imagen y de las redes sociales, den un repaso a la historia de la Segunda República para no repetir los mismos errores y provocar las mismas frustraciones. Si continúan así nos lanzarán otra vez a la boca de los leones del IBEX, de la gran banca y otros devoradores de hombres y esperanzas, por un nuevo periodo largo de sombras democráticas. Ya no servirá entonces volver a llenar las calles de marchas reivindicativas de todos los colores. Ahora es el tiempo.

Todos los votantes de la izquierda estábamos esperando un entendimiento, como nosotros nos entendemos en la calle. Que echen una mirada a la calle y se olviden de sus cargos importantes, de sus sueldos envidiables, de sus poses seductoras, de sus twits virales, de sus frases ingeniosas y de sus declaraciones vacías. Alberto Garzón y Cristina Narbona parece que han dado un paso para cambiar el guión de desencuentros. Que se acuerden de nosotros y ,por favor, que nos devuelvan un poco de esperanza.

Autor: Jesús Eloy García Polo

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