La corrida de toros de Cebada Gago lidiada en Cuéllar no pasará a la historia por su bravura, sino todo lo contrario. Los Cebadas lidiados no hicieron honor a su leyenda, estuvieron faltos de raza en la muleta, ‘la de la buena’, y sacaron a relucir lo malo.
Así las cosas, la tarde transcurrió con más pena que gloria y la terna luchó contra los elementos como pudo. Cristian Escribano tuvo la suerte de tocarle en suerte ‘el lote más potable’ y arrancó una oreja en su primero, que pudieron ser dos de estar acertado con la espada en el segundo.
El gaditano, Miguel Ángel Pacheco, no pudo hacer nada en su primero y dejó muletazos de buen corte ‘bajando la mano’ en el sexto, que fue mas bonancible, y le valieron para cortar una oreja. Y ‘sin embargo’, como canta Joaquín, Lamelas corrió con la peor de las suertes ante un lote imposible y se fue de vacío.
En resumen, la corrida no fue de expectación (la entrada fue muy pobre), mas bien de decepción, y los toros ‘por la leyenda que arrastran’ habrían sido mejor para el encierro que para torear. A la misma hora, en Linares Morante cortaba dos orejas y un rabo a un toro de Juan Pedro.
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