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‘Nada nuevo bajo el sol’: música y versos para los tiempos que vivimos

Jesús Eloy García a la guitarra.

La llegada de esta pandemia, una de tantas pestes que han asolado a la humanidad a lo largo de los siglos, nos ha sorprendido por completo, nos ha roto los esquemas y nos ha sumergido en un mar de preguntas, de dudas y de incertidumbres. Vivimos en una sociedad muy tecnificada que pretende tenerlo todo bajo control, la economía, la distribución del trabajo, la población, las enfermedades, el clima, los recursos…

Todo ha saltado por los aires un unas semanas debido a la llegada a nuestras vidas de un bichito de tamaño nanométrico. No es nada nuevo en la historia. Se calcula que la última gran peste, surgida en 1918, negada, escondida y sin datos fiables, se llevó las vidas de entre 50 y 100 millones de habitantes. En la Primera Guerra Mundial habían muerto unos 15 millones de personas, entre soldados y civiles. La gran catástrofe llegó después.

Sin embargo hubo otras pestes mucho peores, como la conocida Peste Negra medieval que supuso el fallecimiento de casi un tercio de la población europea del siglo XIV y que tardó casi un siglo en recuperarse. Ha habido autores que se han dedicado a estudiar el influjo de las grandes epidemias en las caídas de Imperios ( empezando por el Romano) en la ocaso de reyes y en la llegada de revoluciones. Han sido determinantes en la marcha de la historia.

Cada siglo ha tenido sus pestes. Esta es la nuestra. Nos ha dejado en estado de shock. Pero no estamos amenazados como especie, ni desaparecerá nuestro sistema económico, ni caerán reyes o dioses. Simplemente, por un lado, se acelerarán cambios que ya se preveían y, por otro, habrá un retroceso en algunos aspectos sociales, como ha ocurrido siempre, debido al miedo y la incertidumbre. Nada nuevo que no haya ocurrido siglos atrás.

En anteriores pestes los predicadores de los distintos credos levantaron sus voces para interpretar los sucesos que superaban cualquier entendimiento. Hoy las distintas religiones han permanecido calladas, por regla general, en una posición acertada, dejando que la ciencia, los científicos y los políticos hagan su tarea.

Las preguntas sobre el sentido pertenecen al mundo de la filosofía y por eso hace tiempo que oía resonar los versos del Eclesiastés “nada nuevo bajo el sol…” y me he pasado unas tardes buscando las músicas ocultas que los acompañaban. Este extraño libro bíblico, escrito por un autor culto, viajero y conocedor de la cultura helenística, es un compendio de la filosofía epicúrea y, sobre todo, estoica, que es extendieron por los países del Mediterráneo a partir del S. IV a.e.c. Es un pensamiento que coincide en muchos aspectos con el budismo y las filosofías orientales, resumidas en un proverbio “También esto pasará” que da título a un libro actual de Milena Busquets. Es el pensamiento que se cuela también por una línea del Cristianismo hasta los versos de Teresa de Ávila: “nada te turbe, todo se pasa”.

Envueltos en nuestros cachivaches electrónicos que pretenden controlar todo, no entendemos por qué este cataclismo no había sido previsto por nuestros grandes vates tecnológicos o nuestros gurús apocalípticos. Mientras tanto, tenemos a los filósofos arrinconados y a los científicos entretenidos en trabajos que produzcan rápidos beneficios. Cuando alguno levanta la voz para avisar sobre el camino autodestructivo que llevamos, enseguida surgen otras voces con un bálsamo tecnológico para tranquilizarnos.

No hay, ni habrá, explicaciones para todo. La historia se va repitiendo con distintas herramientas y tecnologías. León Felipe nos lo explica sin tapujos : “¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra / al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?”. Y el maestro Cohelet, autor del Eclesiastés repite el estribillo: “Hay un tiempo de nacer y un tiempo de morir; …un tiempo de amar y un tiempo de odiar; un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz…” Esa es toda explicación para estos tiempos, que ya fueron …y volverán a ser. Mientras tanto, “¿Qué gana el hombre trabajando con fatiga?” Es una filosofía de hace 2400 años que aclara mucho más que los discursos de políticos y sabios del momento. “Anda, come con alegría tu pan y bebe de buen grado tu vino…Que no falte perfume sobre tu cabeza…Vive la vida con la mujer que amas, ya que tal es tu tarea en la vida y en los afanes…”(9,7-9).

Tras cada religión, lo mismo que tras cada línea filosófica o poética, hay un deseo de explicación, a la par que de consuelo, sobre las penalidades de cada época, buscando una respuesta para la pregunta de siempre “¿Qué gana el hombre con toda su fatiga y esfuerzo bajo el sol?”(2,22).

Y, en medio de estos afanes, “Nada nuevo bajo el sol”.

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

1 Recado

  1. Extraordinario montaje, Jesús, bien aderezado, o complementado – como se quiera apreciar – con este artículo, que nos conducen a reflexionar sobre la condición humana. Muchos piensan que el ser humano no tiene límites, y los tiene. Otros muchos creen que el progreso es lineal y que todo lo conquistado nos asegura el porvenir, sin vuelta atrás.
    Pues para todos ellos, Jesús nos cuenta en esta canción que lo único que no tiene límites de la condición humana es su miserable y su mar de contradicciones.
    Y vaya por delante que está no es una visión pesimista, es simplemente humana: miserable y contradictoria.

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