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Por la raya de Portugal: Y llegamos al mar…hasta Ayamonte y Vila Real

  • Vila Real

“El gozo del viajero no está en lo que ve sino en cómo lo vive” (yo mismo).

Continuamos por el Parque Natural del Guadiana, donde el río es exclusivamente portugués. La siguiente parada es una gran sorpresa. Mértola aparece en el mapa como otro pueblo más pero, encaramado en lo alto de un cerro, al lado del Guadiana, tiene mucha historia que contar. Mantiene unas murallas impresionantes y un encanto de callejuelas que animan a perderse y olvidarse un poco del calor, entre caña y caña. En lo alto, al lado del castillo, se levanta la iglesia que fue otra reconversión de una mezquita árabe. El interior mantiene el espacio multiabovedado de una mezquita medieval. En el piso inferior ha aparecido una basílica paleocristiana y se han encontrado restos de un templo romano anterior. Como en muchos otros lugares, un espacio sagrado se mantiene desde tiempo inmemorial sirviendo a los distintos dioses. Las excavaciones han sacado a la luz todo un barrio musulmán junto con otros restos romanos que hacen del lugar toda una lección de la historia ibérica.

Abajo existe un pequeño puerto fluvial. También pararon aquí los fenicios, navegando por toda la ruta del Guadiana para comerciar con estas zonas del interior, ricas en minerales, sobre todo cobre. Desde aquí arriba el río Guadiana luce espectacular, ya remansado porque adivina que se acerca al mar. Pronto vuelve a convertirse en frontera, hasta Ayamonte y Vila Real.

Río abajo nos encontramos con Alcoutim, otro bonito pueblo que hoy sobrevive de los cruceros turísticos a lo largo del río por estos parajes tan sorprendentes. Pero lo más bonito de este lugar es contemplar en la otra orilla el pueblo blanco de San Lucar de Guadiana. Ambos pueblos han tenido una historia común, de comercio, contrabando, lazos familiares, escapadas en la Guerra Civil y bloqueos cuando la autoridad así lo determinaba. En fin, así es la vida de frontera….

Vamos llegando al mar. Recorremos terrenos muy degradados, apenas con matorrales de jaras y poco más. En algunos lugares se ven terrazas que un día tuvieron pinos o eucaliptos y que han sufrido incendios devastadores hasta dejar este paisaje pobre y desolador.

Vemos Castro Marim en el horizonte. Es la última fortaleza…. o la primera, que defendía la costa de piratas o invasores. Y llegamos al mar…Después de 1200 kilómetros de frontera y más de 3000 kilómetros de recorrido real vemos desembocar el río Guadiana entre Ayamonte y Vila Real, que cantó Carlos Cano en “María la Portuguesa”, canción que resume la hibridación de estas dos orillas desde los tiempos más remotos.

A estas mismas playas llegaban los Fenicios y dejaban sobre ellas sus mercancías, esperando que los indígenas pusieran al lado otros objetos para el intercambio. Unos y otros añadían más cosas hasta que llegaban al acuerdo. Así era el primer comercio de la historia. Dicen que el nombre de España puede ser origen fenicio, “tierra de conejos” y que luego los romanos lo siguieron utilizando, en oposición al de Iberia, que utilizaban los griegos.

Así empezó la historia de esta tierra común, habitada por tribus y grupos étnicos diferentes. El recorrido por La Raya es sobre todo un repaso histórico de la formación de los diferentes reinos durante la Edad Media. La curiosidad por la Historia enriquece los viajes y los convierten en un libro abierto. Si no existe ese interés, los viajes se convierten en cambios de decorados, en simples visitas de parques temáticos y postales con entretenimientos, actividades adrenalíticas para el Instagram o comidas para contar a los amigos.

Andando por los caminos nos encontramos con la Historia de España que está escrita por los pueblos, las torres y los castillos. Entendiendo un poco la Edad Media comprendemos mejor esta España de nuestros días. La España que tenemos se ha formado a base de retales, con pespuntes, cosidos y cremalleras. Cada tierra conquistada, cada valle y cada villa tenía sus fueros, sus privilegios, sus leyes y sus peculiaridades que han exigido que fueran respetadas a lo largo de los siglos, como si se acabaran de promulgar. Esa lucha continúa hasta hoy desde la lejana Edad Media, desde Los Comuneros hasta la España de las Autonomías, desde las Guerras de los Payeses de Remensa a la Declaración de Independencia catalana, en diferido y en forma de simulación. Esta diversidad de gentes y de historias, esta abundancia de culturas y lenguas, la variedad de tierras y de maneras de vivir es nuestra mayor riqueza. También es el mayor problema para la convivencia.

Portugal es un ejemplo en muchos aspectos. En la tolerancia, sobre todo. No han vivido la fuerte polarización que ha sufrido España durante el Siglo XIX, buena parte del S. XX y lo que llevamos vivido del XXI. Desde la Guerra de la Independencia hemos vivido en una confrontación permanente, con varios episodios de guerras civiles. Repasando estas historias hoy podemos decir que España no es diferente, lo realmente diferente es la derecha española. Ha existido siempre una unión indisoluble entre la Iglesia y los partidos de la derecha, para oponerse a cualquier cambio que pusiera en solfa sus privilegios tradicionales. En cambio la derecha portuguesa tiene otro perfil, más culto, más abierto y, sobre todo, menos clerical. Portugal es un país más religioso que España. Sin embargo es mucho más laico. Por ejemplo, los templos y todos los edificios religiosos pertenecen al Estado desde hace más de cien años, algo inimaginable en nuestro país. Por otro lado, el peso político de la Jerarquía Eclesiástica está muy lejos del que siempre reclaman los purpurados españoles. También en Portugal hay un Gobierno sostenido por los partidos de la izquierda, pero en ningún momento ha habido la confrontación o el acoso y derribo a un gobierno democrático como lo estamos viendo en este lado de La Raya Es muy evidente en estos tiempos de Pandemia. En ningún otro país ha habido una guerra abierta de la oposición contra el Gobierno, marcándose como objetivo derrotar al Gobierno más que derrotar a la Pandemia. Es triste.

Hoy, terminando el recorrido de La Raya, que fue la primera frontera histórica europea, no dejo de pensar en la utopía de Saramago sobre la unión de ambos países en una Iberia común, en oposición a las tendencias disgregadoras de los populismos del siglo XXI. Fue la idea del llamado Iberismo, surgido a finales del XIX, y que luego apoyaron Pessoa y Unamuno, entre otros ilustres.

La geografía es la misma, la historia también. Las guerras han sido siempre comunes, como las desgracias y las dictaduras. Hemos vivido casi mil años de guerras entre ambos países, levantando cientos de castillos y murallas, hoy mudos testigos de esa locura guerrera. Esa Iberia sería la mayor declaración de paz y de libertad en un tiempo de construcción de muros y de militarización de fronteras. No es ninguna utopía. Es bastante más factible que una Cataluña independiente dentro de la Unión Europea. En este sentido hay más declaraciones por parte de Portugal que por parte española. Según diferentes encuestas, hasta un 70 % de la población de ambos lados estaría a favor de la unión de los dos países. Nuestros políticos nunca han tocado el tema. Sus anteojos no les permiten mirar más allá de las próximas Elecciones. La nueva Iberia tendría más peso a nivel europeo. Mejorarían ambas economías por el efecto del mutuo apoyo. Aflojarían los problemas de los nacionalismos provincianos. Aprenderíamos mucho de la tolerancia de los portugueses y ellos del vitalismo español. Redescubrir la vieja Iberia, la de siempre, puede ser el futuro.

P.D. Muchas gracias a todos los que habéis ido siguiendo este recorrido. Sin vuestro apoyo me faltarían las fuerzas para sentarme a escribir y a preparar los videos. Continuará…

Autor: Jesús Eloy García Polo

Muévelo

1 Recado

  1. Queda uno, o quedo YO, casi sin palabras al llegar a este último capítulo de vuestro viaje de La Raya. Los castillos de arena de la última toma, a la luz de lo que se lee en el texto de esta página, tal vez se merecen el respeto de tal silencio. Escribe esto tu amigo cubano, en sus raices español, pero no en sus conocimientos de todo lo que en ese texto tú resumes sobre las izquierdas y las derechas del lado español de la gran Iberia. En fin, mi única palabra que puedo decir es que sigas viviendo esa luminosa verdad de autoria tuya que encabeza esta página, y que tu palabra y tu sonido (lla bella musica de Maria la Portuguesa!) a las generaciones jóvenes: «“El gozo del viajero no está en lo que ve sino en cómo lo vive” (yo mismo). Alex, tu hijo, tiene mucha mucha suerte en ser uno de los primeros de ese dichoso público!

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