web analytics

Desde el mar de Pinares: …Y el Senado también

..Y El Senado también.

..Y El Senado también.

Siguen los ecos negros de la propuesta de supresión de las Diputaciones. Todos los que disfrutan de sus prebendas, sus puestos torcidamente democráticos, sus nombramientos a dedo, sus plazas preparadas…todos han salido a vocear estos días que “las Diputaciones son necesarias”. Hay que repetir que quienes sobran son los políticos de las Diputaciones, no sus servicios, sus trabajadores y funcionarios.

En estos días hemos conocido que la Diputación de Segovia es la que más gasta de España en funcionamiento, en proporción a su presupuesto. De cada 100 euros, más de 60 se gastan en funcionamiento, sueldos… ¿Es esto justificable? También nos hemos enterado de que su labor debe estar dirigida a municipios inferiores a 20.000 habitantes. Es decir, todos los de la provincia excepto la capital. Lo sangrante es que gran parte del presupuesto, por el contrario, se invierta en la capital y sus “necesidades”. Ahí está la propuesta de compra del Palacio de La Floresta, la construcción del Palacio de Congresos en Quitapesares, para Segovia. ¿Recordamos el Museo Esteban Vicente, que cumple una buena tarea, por supuesto, pero que de ninguna manera debiera de ser el cometido de una Diputación? Todos estas inversiones son dineros que se están robando a las arcas rurales, con el apoyo de los mismos alcaldes de los pueblos, que ahora vocean que las Diputaciones son necesarias.

En la misma línea de Administración eficiente hay que pensar que … también el Senado sobra. Si, después de 38 años de democracia, aún nos estamos preguntando para qué sirve el Senado, está claro que no sirve para nada. Nadie lo ha echado, ni lo va a echar de menos. Surgió en la Constitución como una de las muchas concesiones a la derecha para lograr una transición consensuada. La contrapartida fue el vaciarlo de contenido. Los sistemas bicamerales se consideran más tradicionales y conservadores. La cámara de los “Próceres del Reino”, como se llamó en principio, siempre ha sido el lugar de la nobleza, la Iglesia y el poder rancio, desde donde han controlado la política y sus leyes. De las ocho Constituciones españolas sólo la de 1812 y la de 1936 han prescindido de la Cámara Alta. Es evidente que en ellas no había un lugar para la aristocracia y el antiguo régimen. Una procedía de las ideas de la Revolución Francesa y la otra de la dinámica regeneradora de la II República.

El Senado actual carece de funciones efectivas. Sin embargo ejerce dos funciones encubiertas. Es una forma disimulada de financiación de los dos grandes partidos y, por tanto, de apuntalar el bipartidismo. Los emergentes claman por su desaparición o por su reforma. Pero, ¿Reformar, para qué, si nadie lo ha echado de menos? ¿Qué quiere decir una Cámara Territorial? ¿Qué representatividad tiene un sistema electoral donde el voto de un soriano vale casi como el de 50 madrileños? ¿Es ésa la democracia de “un hombre, un voto”? ¿A quién representa el Senado con ese sistema? Por este motivo el Partido Popular tiene una mayoría absoluta, con 145 senadores de un total de 266, con un exiguo 26% de los votos totales. El PSOE ha conseguido 67 sillones. Ciudadanos, que solo tiene 3 senadores, pide una reforma urgente, mientras que Podemos, con sus 21, apenas ha levantado la voz hasta ahora.

Por otro lado, cumple la discutible función de albergar a los viejos elefantes de los partidos. Es el refugio de los “próceres de la política” y de todos aquellos a los que su partido tiene que colocar, agradeciendo los servicios prestados. Trabajo a convenir, generosa remuneración, gastos y viajes pagados, poca exposición mediática y nula responsabilidad. ¿Hay algo mejor?

El Senado se ha convertido en un ángulo oscuro de nuestro sistema democrático. El caso de Rita Barberá es el último de los que avivan el sentimiento de vergüenza que nos producen nuestros senadores. Seguro que los hay honrados y trabajadores. Pero son aquéllos que reconocen: “¡no vamos a ser nosotros quienes reclamemos nuestra supresión!”. Entonces nosotros, los simples votantes, con la razón que nos da la historia, tendremos que vocear desde fuera: “ ¡Ya está bien… A “senar”, a casa!”

Desde el mar de Pinares: Jesús Eloy García Polo

Autor: Opinion

Muévelo

Comenta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.