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Nueva Zelanda (2): en danza con los maoríes

Espectáculo de danzas de los maoríes.

Poco a poco nuestro cuerpo se va adaptando al gran desfase horario. Nos cuesta estar despiertos por la tarde, pero hay que hacer esfuerzos para facilitar la adaptación. Debe ser porque aquí andamos cabeza abajo y así no hay manera de espabilarse. A pesar de todo esta tarde nos vamos a ver a los maoríes.

La admiración por la cultura de los maoríes se ha extendido por todo el mundo de la mano de los “All Blacks”, el equipo de rugby de Nueva Zelanda que encarna los valores de su cultura y los ha trasladado al deporte de nuestros días. Con el canto de la atemorizante “Haca” aparecen como los nuevos guerreros que primero atemorizan al rival con sus cantos, para luego luchar como un equipo inquebrantable y terminar mostrando su respeto al rival, tras dejarlo derrotado.

Los maoríes llegaron a esta tierra no hace “mucho tiempo”; a partir del año 1000 en diferentes oleadas, sin que esté muy determinado de qué islas del Pacífico procedían. Eran tribus muy guerreras y se mantuvieron en constantes peleas incluso tras la llegada de los ingleses. Es conocida la Guerra de los Mosquetes que llevó a la desaparición de varios grupos tribales por las masacres que llevaban a cabo con las nuevas armas que les proporcionaban los ingleses en sus intercambios comerciales.

Tatuajes, danzas, cantos y una gran riqueza de rituales daban cuerpo a esa cultura guerrera que hoy forma parte principal de la imagen que se vende de Nueva Zelanda.

Hemos asistido en Rotorua a uno de los encuentros que preparan para mostrar su cultura a grupos de turistas interesados. Se visita un supuesto poblado maorí, donde somos recibidos con danzas que sirven para saludar y pasar de la desconfianza con el extraño a abrirle la puerta de su Marae, el centro religioso y social. Se participa de un espectáculo de cantos y danzas de varios tipos, donde no podía faltar la Haca que interpretan los All Blacks antes de los partidos. Al final se pasa al Hangi, el banquete con alimentos cocidos en el horno hundido en la tierra volcánica caliente. Cocinan de todo, verduras, pollo y un buen cordero…merino. Que aquí es bien cierto que no hay que confundir las churras con las merinas. Se termina con una nueva interpretación multitudinaria de la Haca.

A pesar de que es todo un montaje para turistas está realizado con gran dignidad y respeto. Hay calidad y seriedad de principio a fin. Se les ve orgullosos de su cultura y de sus tradiciones, que tratan de mantener lejos del despectivo epíteto de “folclórico”.

Mientras los maoríes se muestran orgullosos y peleones, a su lado, los aborígenes australianos no pasan de sentirse humillados y despreciados por su cultura. Hoy son los parias de la rica sociedad australiana. Los maoríes representan un porcentaje mayor en la población (un 15 %) y se van integrando en trabajos varios. Pero hay un aspecto llamativo y muy negativo que comparten ambos grupos. Han sido absorbidos por el mundo de la comida basura y presentan graves índices de obesidad, como otros pueblos polinesios.

Ya sé que no es correcto políticamente comentar estas cosas, pero con el tiempo será un grave problema de salud, no meramente de estética. Es la forma más moderna de ir acabando con las culturas antiguas que no se dejan asimilar. Hace tiempo se les masacraba. Luego vimos cómo el alcohol acabó con muchas tribus indias. A otros se les escolarizó a la fuerza en lenguas extrañas para ellos. Ahora la coca cola, las hamburguesas y otras mierdas hacen el trabajo sucio silenciosamente.

Autor: Jesús Eloy García Polo

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