Artículo de Opinión de ASAJA-Segovia
La comunidad autónoma de Castilla y León no ha calado en Segovia, no existe un sentimiento “castellanoleonés” que impregne los corazones de los segovianos, quizás por ser el espacio que separa Valladolid y Madrid y a veces encontrarse pérdida entre las fuerzas que dimanan las dos grandes ciudades que la rodean. Sin embargo, la fuerza de la razón obliga a los segovianos a mirar a la Administración autonómica porque hoy es el Gobierno de la comunidad el que debe resolver la mayor parte de los problemas de los ciudadanos.
En cualquier caso, las relaciones con Segovia desde las instancias autonómicas han mostrado siempre una cierta tirantez. En la autonomía se ha instalado un evidente centralismo en los focos de Valladolid y Burgos, y Segovia ha sido desplazada de ese eje de máxima atención. Lo cierto es que esta provincia no ha sido nunca tratada como se merece en la comunidad autónoma. No ha existido un equilibrio entre la importancia de Segovia y los recursos del Ejecutivo autonómico destinados a esta provincia.
En Segovia en los últimos años la Administración ha dejado caer algunas empresas, casi todas relacionadas con el sector agrario y alimentario, por simple desidia, porque ni siquiera era necesaria una aportación económica importante; mientras desde aquí se veía un trato distinto para las compañías de otros lugares de la comunidad a las que se daba un enorme apoyo para garantizar su continuidad. Aquí, en Segovia, cuando algo se pierde no hay nada que lo sustituya. Es más, son empresas de otras provincias cercanas las que se lanzan rápidamente a ocupar su espacio.
Esto ha propiciado que en Segovia y entre los segovianos se relance una expresión muy significativa: “No queremos ser ni el comedero de Madrid, ni el plato de las sobras de Valladolid”. Segovia merece un mejor estatus en la actuación autonómica en todos los sentidos. Tanto en el social como en el laboral o económico, merece una mejor atención a la modernización de sus infraestructuras y servicios. Eso deben notarse primero en los programas electorales, debe notarlo el ciudadano que va a votar. Luego será necesario exigírselo a los que puedan gobernar.
Fuente: Campo Regional
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