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Luguillano bordó el toreo en Navas de San Antonio

David Luguillano bordó el toreo en Navas de San Antonio.

David Luguillano bordó el toreo en Navas de San Antonio.

Fue ayer sábado, en las fiesta de San Antonio, en Las Navas. En este paraje de la sierra de Segovia, cuando el tiempo pareció detenerse en los vuelos de la muleta de David Luguillano y surgió el duende y la magia del toreo profundo, con toda su pureza, y ese sello personal del torero vallisoletano. Y lo ejecutó Luguillano, como muy pocos saben hacerlo, un torero que hace tiempo que no encuentra hueco en los carteles de las ferias y que, con sus luces y sombras, se merece  un hueco en este mercantilizado mundo del toreo moderno.

El de Valladolid  dio una lección del toreo del bueno.

El de Valladolid dio una lección del toreo del bueno.

Bien es cierto que el novillo de Valdespino fue excepcional, pero hay que decir que Luguillano abrió el tarro de las esencias, y dibujó sobre el ruedo el toreo con mas gusto y mas clase del momento. Dicen, quienes saben de esto, que el toreo es geometría y viendo torear al de Valladolid es fácil entenderlo. La figura arqueada, el torero entregado. La otra mano apoyada en la cadera. Roto, toreando pa dentro, y con mucho sentimiento. Si esto lo hace en la plaza de Madrid le hacen un monumento. Pero fue en Navas de San Antonio y ahí queda para el recuerdo de los pocos que pudieron disfrutarlo.

Jesulín de Ubrique le puso ganas pero su novillo no fue bueno.

Jesulín de Ubrique le puso ganas pero su novillo no fue bueno.

Después apareció en el ruedo Jesulín de Ubrique. Los dos cumplen esta temporada veinticinco años como matadores de toros, y lo de Jesulín es otra historia. El de Ubrique se pasea por los ruedos, por el puro placer de colocarse delante de la cara de uno de sus toros, y el suyo no fue precisamente bueno. Pero había puesto el listón tan alto, Luguillano, que le faltó transmisión a su trasteo. Todo hay que decirlo, estuvo correcto y con ganas en esta nueva aparición en la provincia, pero no le ayudó el novillo, como se suele decir le faltó clase en la embestida, y tan solo en muletazos aislados dejó algún destello.

Toreo serio y con gusto del torero de Navalmanzano

Toreo serio y con gusto del torero de Navalmanzano

Y salió al ruedo el  tercero de la tarde, y esta vez le tocó en suerte a otro torero de la tierra, Emilio de Frutos, que en su madurez, está disfrutando del mejor momento de su toreo. Otro novillo bueno, que nos permitió ver que como en el vino, y en la vida, en la madurez está la verdadera esencia de las cosas, y como no en el toreo del de Navalmanzano., que cuando clavó las zapatillas en la arena y se echó la muleta sobre la mano izquierda dejó la esencia de su toreo castellano.

El Chechu también dejó destellos de su clase.

El Chechu también dejó destellos de su clase.

La papeleta la tenía difícil El Chechu. Y tuvo suerte porque salió al ruedo otro buen ejemplar del hierro de Valdespino, que le permitió lucirse y demostrar que tiene ganas y deseos de abrirse un hueco en el mundo del toreo. Lo hizo todo fácil el Chechu. Tan fácil que también nos permitió ver que «lo suyo es el toreo moderno». Y la papeleta mas difícil le tocó en suerte al mas joven, al novillero Mario Alcalde, al que le correspondió el garbanzo negro del festejo. Valiente el chaval.  Le echó ganas y no se vino atrás ante un novillo complicado, al que plantó cara y «lo que hay que poner» para torearlo. Por cierto se cortaron ocho orejas, pero las orejas son lo de menos.

Ignacio Montalvillo

Autor: Redacción Cuéllar

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