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Celtiberia: Pero…¿existe Teruel , todavía?

  • Cantavieja

Dice el escritor Peter Handke que le resulta muy interesante España porque es uno de los escasos lugares donde sigue existiendo el vacío. No sé si conoce la provincia de Teruel, pero es aquí precisamente donde se palpa esa realidad. He tocado ese vacío mientras recorría carreteras solitarias durante muchos kilómetros, sin pueblos, sin coches, con Radio María como la única emisora posible…y a veces sin saber exactamente dónde estaba. Tenía la impresión de que sobrepasaba a otra dimensión espacio-tiempo o que en cualquier momento empezaría a ver la luz del más allá, de la que hablan los que han pisado esa frontera.

Toda la provincia de Teruel es un vacío y un abandono. Por la Sierra de Albarracín, los Montes Universales, la Sierra Palomera, por todos los páramos que siempre se sitúan sobre los 1200 metros de altitud… por cualquier parte se toca el vacío. He querido llegar hasta las dos zonas que más suenan en los medios y más se visitan, con pueblos reconocidos en la lista de los más bonitos de España. He andado por la Sierra de Gúdar- Javalambre y por el Maestrazgo. A pesar de su toque turístico siguen siendo zonas muy olvidadas y con pequeños pueblos de carreteras imposibles. Antes hubo minas, ovejas, lanas y tejidos, ahora ya no hay nada. La Sierra de Javalambre está más animada, cercana a la autovía que la une a Valencia, que ha promovido un turismo en torno a una estación de esquí y bonitos pueblos de montaña. Mora de Rubielos ejerce con dignidad las funciones de cabecera de comarca y empuja a que la gente visite los bellos rincones de la zona, desde Gúdar en lo más alto, hasta Rubielos de Mora en el llano, pueblo encantador que bien justifica su presencia en la lista de los más bonitos.

Más allá me encuentro con Castelvispal, con solo cinco vecinos pero muy simpáticos, con Linares de Mora y Puertomingalvo, aupados en lomas difíciles, hasta terminar en Mosqueruela, con sus arcos, murallas y ruinas de castillos árabes, como los anteriores. Pueblos con mucha historia, pero parece que alguien ya pasó esa página hace tiempo.

En estos pueblos vuelve a ser evidente el llamado círculo vicioso de la emigración. La mecanización y modernización agrícola y ganadera provocó un gran éxodo desde los años sesenta. Con menos población había menos industria y menos posibilidades,, menos recursos y menos trabajo…lo que fue motivando que la emigración de la gente joven haya continuado hasta hoy. Incluso los jubilados se marchan a la ciudad por la escasez de servicios sociales y sanitarios. Si ese círculo no se rompe, se llega al desierto demográfico que ya es muy evidente en amplias zonas de la España vacía.

Desde Zaragoza el Instituto Celtiberia está promoviendo que se reconozca la Celtiberia como toda una delimitada región española, despoblada y necesitada de desarrollo, y así poder tener acceso a las ayudas europeas. Son zonas repartidas por La Rioja, Castilla León, Castilla La Mancha y Aragón, cuyos gobiernos apenas les prestan atención por el poco eco que su presencia tiene en la vida social y económica. Una región con entidad propia, del tamaño de Extremadura, la llamada Serranía Celtibérica, podría plantear alternativas propias para su desarrollo y podría romper ese círculo vicioso de la despoblación.

Continuando el camino llego al Maestrazgo por La Iglesuela del Cid y me encuentro con los pueblos más maravillosos que uno pueda imaginarse. Mientras pruebo el conocido ternasco de Teruel pienso con cierta ironía que todos estos bonitos pueblos se pierden los que deciden viajar a “Disneylanparis”. Hay una España oculta y olvidada que seduciría a cualquiera…que encontrara la carretera para venir.

Cantavieja es el más sorprendente por su emplazamiento a caballo de unos riscos humanizados. Es la capital de la zona, igual que lo fue del Carlismo en las guerras del siglo XIX. Aquí tenía su cuartel el general Cabrera, “El Tigre de El Maestrazgo”. Fueron nuestras guerras civiles del XIX, entre las dos Españas que volvieron a matarse en el XX y que aún hoy, en el XXI, continúan plenamente definidas. La una liberal, reformista y modernizadora. La otra, la España de los valores tradicionales, “Dios, Patria y Rey”, sostenida por los pudientes de siempre y sustentada por un mundo rural pobre e inculto, con la bendición de una Iglesia de santos y procesiones. Ésa fue la España del Carlismo, siempre rural, que también relumbró bastante en Castilla, aunque lo tengamos olvidado. Varias partidas carlistas pasaron por tierras segovianas y hasta el maestro de Frumales se levantó en armas contra el gobierno de Madrid. El sustrato de ideas del Carlismo sigue hoy muy vivo, aunque ya no reclamen el trono para su heredero. Por algo es el partido político más antiguo de Europa, ¡desde 1830…!.Ese Carlismo floreció en El Maestrazgo y dejó como herencia batallas que llenaron cementerios junto a iglesias, murallas, casas y palacios destruidos.

Con Mirambel continúa la lista de los pueblos más bonitos. Pero hay otros de los que no se acuerdan los folletos y me dejan sorprendido cuando aparecen “colgados de un barranco” en cualquier curva de esta carretera que parece que no va a ninguna parte. La Cañada de Benatanduz o Villarluengo ponen nombre a estas casas suspendidas sobre el vacío del barranco y del tiempo. Después de ver cada uno de estos pueblos medio perdidos, a veces sin carretera, casi vacíos, no queda más remedio que preguntarse pero…¿Teruel existe, todavía?

Autor: Jesús Eloy García Polo

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