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Rincones de Portugal (1): Os Passadiços do Paiva

Portugal siempre es muy agradecido. Cualquier viaje, rural o urbano, esconde secretos y sorpresas que son alegría del viajero. Por eso quiero empezar estos recorridos por un lugar que se ha convertido en muy poco tiempo en el número uno del senderismo portugués. Son Los Pasadizos del río Paiva. Están en el municipio de Arouca, a menos de 100 km. de Oporto, en el interior. Se recorre el cañón del río Paiva sobre más de ocho kilómetros de pasarelas y escaleras que nos permiten contemplar y disfrutar de un escenario natural de gran belleza e interés geológico.

Me sorprendió el gran montaje de infraestructuras, con una inversión de casi dos millones de euros, que han empleado en una zona rural tan apartada. Portugal vuelve la mirada a sus núcleos del interior y por todas partes se ven inversiones que tratan de estimular el atractivo de pueblos interesantes o de zonas naturales de valor ecológico. Constituye todo un ejemplo. Es muy difícil asentar la población, pero se ve una intención clara para mantener tan vivos como sea posible los pequeños pueblos del interior. De hecho una de las causas de los grandes incendios, tanto aquí como en el país de al lado, es el abandono del cuidado forestal por parte de los lugareños, porque ya no hay lugareños.

La ruta fue inaugurada en 2015 pero sufrió incendios en alguna parte del recorrido los dos veranos siguientes. Tras su acondicionamiento se reabrió en 2017 aunque continúan las obras para su mejora y ampliación. El pasado verano fue visitada diariamente por más de 7000 caminantes. Este año se ha limitado a 3.500 personas cada día. Hay que hacer la reserva por Internet y cuesta un euro. Cuando adiviné en el mapa un lugar tan alejado, tan perdido entre carreteras y lejos de cualquier población grande no podía creer que fuera tan visitado cada día por tales multitudes.

En teoría tiene dos entradas, una en cada límite, para hacer un recorrido lineal, pero este verano solo se puede acceder por Espiunca. Se llega a lo más alto del cañón y luego hay desandar el camino para volver. Continúan las obras para acondicionar aparcamientos suficientes al otro lado y para construir lo que será el gran atractivo: un puente colgante de 400 metros de longitud, que cruzará el cañón a 180 metros de altura y que será el más grande de Europa. Dicen que estará terminado para marzo del próximo año.

Todo el recorrido está bien señalizado con abundante información sobre las características naturales en flora y fauna, así como las geológicas. Hay lugares para el baño (incomprensiblemente el agua está muy sucia), para descansar y comer el bocata. Incluso hay un pequeño puente colgante que cruza al otro lado en la parte más baja y estrecha. El trazado es espectacular y la infraestructura, en madera de pino anclada con hierro sobre la roca, se ve muy firme. En ningún momento hay lugar para el vértigo o la inseguridad por la amplitud y consistencia de la pasarela. No se afronta un gran desnivel salvo en el tramo final para ascender a lo alto del cañón. Como siempre el esfuerzo se recompensa con una panorámica que deja sin aliento. Desde aquí se cruzará al otro lado por el futuro puente. No puedo imaginármelo.

Esta ruta de Los Pasadizos del Paiva ya está acostumbrada a marcar hitos por su novedad y atrevimiento. Consiguió en 2016 el premio europeo al Proyecto Turístico más Innovador en los World Travel Awards. También ha recibido otros premios dentro de Portugal por su carácter de rehabilitador de una zona rural con recursos propios respetando la naturaleza.

El recorrido me ha producido una envidia sana. Constantemente he pensado en las posibilidades de nuestra Senda de los Pescadores. Está claro que necesita un gran proyecto por encima de los parches que cada año efectúa el Ayuntamiento de Cuéllar con limitados recursos y nulos resultados en el tiempo. La Senda merece ser conocida y utilizada como un gran recurso natural de la zona. Siempre miramos a los portugueses por encima del hombro. Aquí nos muestran un ejemplo de trabajo e inversión a largo plazo con una actuación emblemática en un entorno rural.

Autor: Jesús Eloy García Polo

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